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         Estrategias de Oración y Ayuno 24/7


           Aquí podrá encontrar y descargar la información referente a estrategias de oración y ayuno que necesitará para cumplir con los proyectos que en este sitio se plantean. De click en el título de interés.

I. ESTRATEGIAS BÍBLICAS PARA LA ORACIÓN.       >  >  >  >
           A. ¿Cómo debemos orar?
           B. ¿Por qué debemos orar?

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II. ORACIONES BÍBLICAS.         >  >  >   >  >  >  >  >  >   >  >  >
           A. Oración de Humillación.
           B. Oración Evangelística.
           C. Oración del Reino.
           D. Oración de Guerra por México.
           E. Oración Bíblica de Guerra.
           F. Oración Profética para México.

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III. ESTRATEGIAS BÍBLICAS PARA EL AYUNO.        >  >  >  >
           A. ¿Qué es el ayuno?
           B. ¿Cuántas clases de ayuno hay?
           C. ¿Cómo se puede practicar el ayuno?
           D. ¿Por qué motivos ayunar?
           E. ¿Cuánto tiempo podemos ayunar?
           F. ¿Cómo apoyar nuestro ayuno?
           G. ¿Cómo organizar su ayuno?

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I. ESTRATEGIAS BÍBLICAS PARA LA ORACIÓN
A. ¿Cómo debemos orar? (ir al inicio)
1. Sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17).
2. Con la Oración de Cristo (Mateo 6:9-13).
3. Con mi espíritu (1 Corintios 14:15).
4. Con el entendimiento (1 Corintios 14:15).
5. En el Espíritu Santo (Judas 20).
6. Con la Palabra de Dios (Hechos 4:24-31).
7. Perdonando (Marcos 11:25-26).
8. Con fe (Santiago 1:6).
9. En el nombre de Jesús (Juan 14:13-14).
10. Conforme a su voluntad (1 Juan 5:14-15).
11. En unidad (Mateo 18:19-20).
12. Permaneciendo en Cristo (Juan 15:7; 6:56).
13. Permaneciendo en su Palabra
14. Permaneciendo en el fruto (Juan 15:16).
15. Con perseverancia (Romanos 12:12).
16. Sin desmayar (Lucas 18:1).
17. Con importunidad (Lucas 11:5-9).
18. Con temor (Juan 9:31).
19. Con prudencia (Eclesiastés 5:1-6).
20. Con obediencia (1 Juan 3:22).
21. Con humildad (Lucas 18:9-14).
22. En secreto (Mateo 6:6).
23. Intercediendo (Efesios 6:18).
24. Con limpieza (Salmo 66:18).
25. Con autoridad (Mateo 18:18).
26. Con reconciliación (Mateo 5:23-24).
27. Con ayuno (Mateo 17:14-21).
28. Con alabanza (Hechos 16:16-26).
29. Con gratitud (1 Tesalonicenses. 5:18).
30. Velando (Efesios 6:18).
31. Pidiendo perdón (Salmos 32:1-5).

I. ESTRATEGIAS BÍBLICAS PARA LA ORACIÓN
B. ¿Por qué debemos orar? (ir al inicio)
1. Por más obreros (Mateo 9:37-38).
2. Por los predicadores (Efesios 6:18-20).
3. Por nuestros líderes espirituales (Romanos 15:30).
4. Para que la palabra "corra" (2 Tesalonicenses 3:1).
5. Para que Dios abra puertas (Colosenses 4:3).
6. Para que los siervos sean librados (2 Tesalonicenses 3:2).
7. Para que los siervos hablen con denuedo (valor) (Efesios 6:20).
8. Para que los siervos hablen como deben (Colosenses 4:3-4).
9. Por la iglesia (Efesios 6:18).
10. Por el avivamiento mundial (Joel 2:28).
11. Por los presos (Hebreos 13:3).
12. Por los enfermos (Santiago 5:16).
13. Por nuestros amigos (Job 42:10).
14. Por nuestros enemigos (Mateo 5:44).
15. Por nuestras casas (2 Samuel 7:29).
16. Por nuestra familia (Job 1:5).
17. Por nuestras aflicciones (Santiago 5:13).
18. Por los perdidos (1 Timoteo 2:1-4).
19. Por nuestras autoridades (1 Timoteo 2:2-3).
20. Por la paz de nuestra ciudad (Jeremías 29:7).
21. Por la paz de nuestra nación (1 Timoteo 2:2; Daniel 9:3-6).
22. Por la paz de Jerusalén (Salmo 122:6-9).
23. Por la paz de las naciones (Salmo 2:8).
24. Para no caer en tentación (Mateo 26:41).
II. ORACIONES BÍBLICAS
A. Oración de Humillación (ir al inicio)
           ¡Oh Dios!, venimos ante ti en el nombre de Cristo Jesús, en total humillación, oprobio y vergüenza, por causa de nuestras iniquidades, rebelión y pecado. “Pecamos nosotros como nuestros padres; hicimos iniquidad, hicimos impiedad. Nuestros padres en México no entendieron tus maravillas; no se acordaron de la muchedumbre de tus misericordias, sino que se rebelaron contra ti” (Sal. 116:6-7).

           ¡Oh Dios!, “hemos pecado contra el cielo y contra ti y no somos dignos de ser llamados tus hijos” (Lc. 15:18-19). Porque “cambiamos la gloria de Dios por la imagen de un buey que come hierba” (Sal. 106:20). “Sacrificamos a nuestros hijos y a nuestras hijas a los demonios, y derramamos la sangre inocente de nuestros hijos y de nuestras hijas, ofreciéndolos en sacrificio a los ídolos de México, y estas tierras mexicanas fueron contaminadas con sangre. ¡Oh Dios!, nos contaminamos con nuestras obras, y nos prostituimos con nuestros hechos” (Sal. 106:37-39).

           “Te despertamos a celos con nuestros dioses ajenos, te provocamos a ira con abominaciones. Sacrificamos a los demonios, y no a Dios” (Dt. 32:16-17). ¡Oh Dios!, “no recuerdes contra nosotros las iniquidades de nuestros antepasados; vengan pronto tus misericordias a encontrarnos, porque estamos muy abatidos. Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre; y líbranos, y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre” (Sal. 79:8-9).

           Señor, tu palabra dice: “Si se humillare mi pueblo sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se arrepintieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra” (2Cr. 7:14). Reconocemos delante de ti que hemos faltado a tu palabra, porque en ella dices que “Altivez de ojos, y orgullo de corazón, y pensamientos impíos, son pecado” (Pr. 21:4); “pero tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo”. “Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran. “Mas nosotros y nuestros padres hemos sido soberbios, y hemos endurecido nuestra cerviz, y en nuestra rebelión hemos puesto caudillo para volver a servidumbre” (Neh. 9:33, 6, 16-17). Por lo tanto, “Has quebrantado la soberbia de nuestro orgullo, y has hecho nuestro cielo como de hierro, y nuestra tierra como de bronce. Has puesto tu rostro contra nosotros, y hemos sido heridos delante de nuestros enemigos” (Lv. 26:19, 17).

           ¡Oh Dios! no tenemos disculpa, ni para nosotros ni para nuestros antepasados, “porque las cosas invisibles tuyas, tu eterno poder y deidad, se han hecho claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por las cosas hechas, de modo que no tenemos excusa”. “No te hemos glorificado como a Dios, ni hemos sido agradecidos, sino que envanecidos en nuestro razonamiento, nuestro necio corazón ha sido entenebrecido”. “Hemos profesado ser sabios, y nos hemos hecho necios, pues hemos cambiado tu gloria incorruptible en semejanza de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles”. “Hemos cambiado tu verdad por la mentira, porque hemos dado culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos” (Ro. 1:20-23, 25).

           Tu palabra dice: “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás” (Ex. 20:3-5). Sin embargo, no te hemos obedecido y “El yugo de nuestras rebeliones ha sido atado con tu mano; ataduras han sido echadas sobre nuestra cerviz; se han debilitado nuestras fuerzas” (Lm. 1:14).

           Reconocemos delante de ti, toda nuestra maldad. Amado Padre, tu palabra dice que “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Sal. 51:17). “Oh Señor, conforme a todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu patria México, y tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, México y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro”.

           “Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tus siervos, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca sobre nuestra Patria asolada, por amor del Señor. Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la que es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias. Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío; porque tu nombre es invocado en esta ciudad y sobre México”.

           Declaramos y creemos que “tú rompes las cadenas de los tiranos y les atas una soga a sus cuellos, que llevas despojados a los príncipes, y trastornas a los poderosos. Y que ahora quebrarás su yugo de sobre nuestra Patria y romperás sus coyundas” (Job 12:18-19; Nah. 1:13).

           En el nombre de JESÚS, El Cordero que fue inmolado y que es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza (Ap. 5:12).

EN EL NOMBRE DE CRISTO JESÚS. AMÉN.

II. ORACIONES BÍBLICAS
B. Oración Evangelística (ir al inicio)
           Misericordioso Padre, me acerco a ti en el nombre de tu amado hijo Jesús, para interceder por la salvación de las almas perdidas. Tu palabra dice: “Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra” (Sal. 2:8).

           En el nombre de Jesús, perdóname, lávame y límpiame de cada uno de mis pecados. Yo me despojo del viejo hombre y lo clavo con todas sus vestiduras viles. Me visto del nuevo hombre y de todas las vestiduras de poder y de gala, de las que tú me has provisto.

(ATA AL HOMBRE FUERTE)
           Tu palabra dice que: “Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa” (Mr. 3:27). También me has prometido que todo lo que ate en la tierra, será atado en el cielo (Mt. 18:18), por lo cual, yo ato en el nombre de Jesús a todo hombre fuerte que tenga cautivos a los seres humanos inconversos.

(ROMPE LAS CADENAS)
           Y en el nombre de Jesús, rompo las cadenas que el enemigo ha puesto sobre el hombre pecador, conforme a tu palabra que dice: Que tú rompes las cadenas de los tiranos y les atas una soga a sus lomos (Job 12:18). En tu nombre rompo todo lazo (2 Ti. 2:26); todo embotamiento (2 Co. 3:14); todo encubrimiento (2 Co. 4:3); toda ceguera (2 Co. 4:4); toda dureza de cerviz (Hch. 7:51); toda incircuncisión (Hch. 7:51); toda vanidad (Ef. 4:17); todo entenebrecimiento (Ef. 4:18); toda ignorancia (Ef. 4:18); toda dureza de corazón (Ef. 4:18); toda insensibilidad (Ef. 4:19); toda impureza (Ef. 4:19); toda incredulidad (Lc. 8:12-13); toda rebeldía (Is. 48:8); toda idolatría (Ez. 20:18); todo velo (2 Co. 3:14-15); toda necedad (Sal. 14:1); todo orgullo (Pr. 21:4); toda falta de arrepentimiento (Ap. 9:20-21).

(DESATA AL HOMBRE PECADOR)
           Y en el nombre de tu amado hijo Jesús, y conforme a tu palabra que dice: “Que todo lo que yo desate en la tierra, será desatado en el cielo” (Mt. 18:18); yo desato al hombre pecador, desato sus ojos (2 R. 6:15-17; Lc. 24:31); desato su entendimiento (2 Co. 4:3-4; Lc. 24:45); desato su corazón (Hch. 7:51; 16:13-14); desato su vida (2 Ti. 2:23-26; Lc. 13:10-16; Jn. 11:44); desato su fe (Mr. 9:17-24; Ro. 10:13-17; 12:3); y le desato de todas las cadenas del enemigo, las cuales, arruino, derribo, arranco, destruyo y deshago en el nombre de Cristo Jesús (Jer. 1:10; 1 Juan 3:8).

(INTERCEDE POR EL HOMBRE PECADOR)
           Y en este momento, me pongo en la brecha para interceder por las almas perdidas. En el nombre poderoso de Jesucristo, convéncelos por medio de tu Espíritu, de pecado, justicia y juicio (Jn. 16:8); por tu benignidad guíalos a toda verdad y al arrepentimiento (Jn. 16:31; Ro. 2:4); permite que la semilla de tu palabra caiga en buena tierra (Mr. 4:8); permite por tu inmenso amor que sean traídos a Cristo (Jn. 6:44); que crean, confiesen y reciban a Jesús como su Señor y Salvador (Hch. 16:31; Ro. 10:9; Jn. 1:12); alumbra los ojos de su entendimiento y abre sus corazones y oídos para que estén atentos a tu palabra (Ef. 1:18; Hch. 16:14). Por favor permite que resplandezca en ellos la luz del evangelio (2 Co. 4:4). Quítales, oh Dios, el corazón de piedra y dales un corazón de carne (Ez. 36:26); ayúdalos a descubrir, confesar y apartarse de sus pecados, para que alcancen tu misericordia (Pr. 28:13). Permíteles creer con todo su corazón y confesar con su boca que Jesucristo es el Señor y que tú, oh Dios, le levantaste de los muertos (Ro. 10:9-10).

EN EL NOMBRE DE CRISTO JESÚS. AMÉN.

II. ORACIONES BÍBLICAS
C. Oración del Reino **Este espacio [________], representa el Estado de la República en donde habitan** (ir al inicio)
           “Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra de [________]” (Mt. 6:9-10).

           Señor, tu palabra dice: “Yo os he entregado todo lugar que pisare la planta de vuestro pie” (Jos. 1:3). “Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie será vuestro territorio. Nadie se sostendrá delante de vosotros; miedo y temor de vosotros pondrá Jehová vuestro Dios sobre toda la tierra que pisareis, como él os ha dicho” (Dt. 11:24-25).

           Hoy, nos disponemos, en el nombre de Cristo Jesús, a pisar con la planta de nuestros pies, las tierras del estado de [________] y declararlas como territorio del reino de Dios, del reino de la luz y de la iglesia. Por lo cual: Atamos, derribamos, arrancamos, trastornamos, arruinamos y destruimos; todo principado, toda potestad, todo gobernador, toda fortaleza inexpugnable, toda autoridad, todo trono, todo dominio, todo poder, todo señorío y todas las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Mt. 18:18; Jer. 31:28; 1:10; Ef. 6:12; 1:21; Dn. 11:39; Col. 1:16).

           En el nombre de Jesús, rompemos todas las cadenas que el enemigo ha puesto sobre todas las familias, ciudades y comunidades de [________]; conforme a la palabra que dice: “Que tú rompes las cadenas de los tiranos y les atas una soga a sus lomos” (Job 12:18).

           En el nombre de Cristo, desatamos a toda la ciudadanía, a todos los líderes políticos y a todo el territorio del estado de [________] conforme a tu palabra que dice: “Que todo lo que yo desate en la tierra, será desatado en el cielo” (Mt. 18:18). Por lo cual; en el nombre poderoso de Jesús, tomamos la autoridad que Dios nos ha dado diciendo: “Os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará” (Lc. 10:19).

           Hoy, desatamos a todo el estado de [________]; de toda maldición, todo lazo, toda ceguera, toda ignorancia, toda insensibilidad, todo velo, toda impureza, toda rebeldía, toda adicción, todo orgullo, toda necedad, todo embotamiento, toda idolatría, toda hechicería, toda vanidad, toda necedad, toda incredulidad, toda dureza de corazón, toda dureza de cerviz, todo robo, toda falta de arrepentimiento, toda violencia, toda corrupción, toda destrucción y muerte, y le ordenamos al enemigo, que quite sus manos, su dominio, su gobierno y su trono de [________], y se salga ahora mismo de [________] y de México, y se vaya vencido y derrotado a los abismos, en el nombre de Cristo Jesús.

           Hoy, establecemos el reino del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en todo el estado de [________], conforme a la palabra que dice: “Jehová reina; se vistió de magnificencia; Jehová se vistió, se ciñó de poder. Firme es su trono, él es, eternamente” (Sal. 93:1-2). “Jehová reina, regocíjese toda la tierra de México, justicia y juicio son el cimiento de su trono” (Sal. 97:1-2). “Proclamad entre los municipios de [________] su gloria, en todos los pueblos sus maravillas, porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza” (Sal. 96:3-4). “Decid entre las ciudades de [________]: Jehová reina, no será conmovido. Tributad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la honra debida a su nombre” (Sal. 96:7, 8, 10). “Reinará Jehová para siempre; tu Dios, oh [________], de generación en generación”. “Él es el mismo, sus años no acabarán, todo el pueblo de [________] habitará seguro y su descendencia será establecida delante de él” (Sal. 146:6; 102:27-28).

EN EL NOMBRE DE CRISTO JESÚS. AMÉN.

II. ORACIONES BÍBLICAS
D. Oración de Guerra por México (ir al inicio)
(PREPARACIÓN)
           Omnipotente Padre, me acerco humildemente ante ti, en el nombre de Cristo Jesús, para ponerme en la brecha e interceder a favor de mi patria. Tu palabra dice: “Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz” (Jer. 29:7). En el nombre de tu amado Hijo Jesús, perdona todos mis pecados. Lávame y límpiame con la sangre de Cristo, de toda maldad. Yo me despojo del viejo hombre y lo clavo en la cruz junto con sus vestiduras viles.

           Me visto todas las vestiduras de poder: Del nuevo hombre, del Señor Jesucristo, las armas de la luz, las vestiduras blancas y toda la armadura de Dios. También me visto, todas las vestiduras de gala: Como escogido de Dios, como santo y amado, me visto de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia, de tolerancia, de perdón, de amor, de paz y de gratitud. Me someto ante ti poderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo; ante tu majestad, tu voluntad, tu señorío y tu palabra; conforme a la escritura que dice: “Someteos, pues, a Dios, resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Stg. 4:7).

(CONFESIÓN IDENTIFICATIVA)
           “Con mi voz clamaré a Jehová; con mi voz pediré a Jehová misericordia”. “Oh Jehová oye mi oración, escucha mis ruegos; respóndeme por tu verdad, por tu justicia” (Sal. 142:1; 143:1). “Pecamos nosotros, como nuestros padres; hicimos iniquidad, hicimos impiedad” (Sal. 106:6). “Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos” (Dn. 9:8). Tu palabra dice: “El que encubre su pecado no prosperará; mas el que lo confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Pr. 28:13).

           Hoy venimos ante ti avergonzados, reconociendo que nosotros, nuestros ancestros y todos los mexicanos hemos pecado contra ti, y hemos dado lugar a la idolatría, la rebeldía, la brujería, la pornografía, el adulterio, la mentira, el odio, la venganza, el homicidio, la fornicación, el alcoholismo, la drogadicción, la perversión, el tabaquismo, la homosexualidad, el lesbianismo, el aborto, la deshonra, la maldición, los secuestros, las violaciones sexuales, los sacrificios humanos y toda clase de inmundicias. En el nombre de Cristo Jesús, perdónanos. “No recuerdes contra nosotros las iniquidades de nuestros antepasados; vengan pronto tus misericordias a encontrarnos, porque estamos muy abatidos”. “Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre; y líbranos, y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre” (Sal. 79:8-9). “Vuélvenos, oh Jehová a ti, y nos volveremos; renueva nuestros días como al principio” (Lam. 5:21). “Bienaventurado aquél cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado” (Sal. 32:1). “De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado” (Dn. 9:9).

(ATA AL HOMBRE FUERTE)
           Señor, tu palabra dice: Que todo lo que ate en la tierra será atado en el cielo (Mt. 18:18). También dice que: “Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa” (Mt. 3:27). También dice: “Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee. Pero cuando viene otro más fuerte que él y lo vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín” (Lc. 11:21-22). Tu palabra dice: “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará” (Lc. 10:19). Tú has prometido diciendo: “Mas si por el dedo de Dios hecho fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros” (Lc. 11:20). Hoy, en el nombre de Cristo Jesús, que despojó a los principados y a las potestades, y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz; y anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, atamos a todo hombre fuerte, todo principado, toda potestad, todo gobernador y a todas las huestes demoníacas de maldad, que están atando y oprimiendo a la nación de México y a los mexicanos. En el nombre de Cristo, derribamos, arruinamos, arrancamos, destruimos y deshacemos todos los tronos, dominios y señoríos que el enemigo ha establecido sobre esta nación.

(ROMPE LAS CADENAS)
           Señor, tu palabra dice: Que nosotros tenemos la unción del Santo, y que la unción que recibimos de Cristo, permanece en nosotros (1 Jn. 2:20, 27). También dice tu palabra: “Y el yugo se pudrirá a causa de la unción” (Is. 10:27). Oh Dios, en el nombre de Cristo Jesús, rompemos todas las cadenas que el diablo ha puesto sobre la nación y sobre cada familia mexicana. Conforme a la palabra que dice: “Que tú rompes las cadenas de los tiranos y les atas una soga a sus lomos” (Job 12:18). En el nombre de Jesús y conforme a la palabra que dice: “Cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín” (Lc. 11:22).

           Hoy, en el nombre del todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo, despojamos al enemigo de todas las armas que ha utilizado para esclavizar a México y a los mexicanos, y le arrebatamos todo el botín que le ha robado a nuestra nación; le arrebatamos todas las almas que ha tenido cautivas a voluntad de él, y le ordenamos que quite sus manos de México y de todas las familias, y sea echado fuera ahora mismo de nuestro territorio, en el nombre de Cristo Jesús. Señor, tu palabra dice, que las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas (2 Co. 10:4). En el nombre y la autoridad de Jesús, destruimos todas las fortalezas que el diablo ha levantado en nuestra nación y en las familias mexicanas. Y con esa misma autoridad cancelamos y rompemos: Todo lazo (2 Ti. 2:26); todo embotamiento (2 Co. 3:14); todo encubrimiento (2 Co. 4:3); toda ceguera (2 Co. 4:4); toda dura cerviz (Hch. 7:51); toda incircuncisión (Hch. 7:51); toda vanidad (Ef. 4:17); todo entenebrecimiento (Ef. 4:18); toda ignorancia (Ef. 4:18); toda dureza de corazón (Ef. 4:18); toda insensibilidad (Ef. 4:19); toda impureza (Ef. 4:19); toda incredulidad (Lc. 8:12-13); toda rebeldía (Is. 48:8); toda idolatría (Ez. 20:18); todo velo (2 Co. 3:14-15); toda necedad (Sal. 14:1); todo orgullo (Pr. 21:4); todo estupor (Ro. 11:8); todo ateísmo (Sal. 14:1); toda religiosidad (Hch. 17:22); toda opresión (Sal. 55:3); toda violencia (Sal. 55:9); toda hechicería (Ml. 5:12); todo sopor (Pr. 6:4-5); toda conformidad (Col. 2:22); todo odio (Pr. 26:24-26); toda rapiña (Pr. 21:7); todo homicidio (Juan 8:44); toda perversión (Ec. 7:29); toda iniquidad (Job 15:16); toda maldad, injusticia y odio (Jer. 6:7); y toda falta de arrepentimiento (Ap. 9:20-21), que el enemigo ha puesto sobre el corazón del pueblo mexicano.

(DESATA AL HOMBRE PECADOR)
           Y en el nombre de tu amado Hijo Jesús y conforme a tu palabra que dice: Que todo lo que yo desate en la tierra, será desatado en el cielo (Mt. 18:18). Hoy desato a todo mexicano pecador; desato sus ojos (2 R. 6:15-17; Lc. 24:31); desato su entendimiento (2 Co. 4:3-4; Lc. 24:45); desato su corazón (Hch. 7:51; 16:13-14); desato su vida (2 Ti. 2:23-26; Lc. 13:10-16; Jn. 11:44); desato su fe (Mr. 9:17-24; Ro. 10:13-17; 12:3) y le desato de todas las cadenas del enemigo, las cuales arruino, derribo, arranco, destruyo y deshago en el nombre de Cristo Jesús (Jer. 1:10; 1 Jn. 3:8).

(INTERCEDE POR EL HOMBRE PECADOR)
           Y en este momento, me pongo en la brecha para interceder por todas las almas perdidas de México. En el Nombre Poderoso de Jesucristo, convéncelos por medio de tu Espíritu, de pecado, justicia y juicio (Jn. 16:8); por tu benignidad guíalos a toda verdad y al arrepentimiento (Jn. 16:13; Ro. 2:4); permite que la semilla de tu palabra caiga en buena tierra (Mr. 4:8); permite por tu inmenso amor que sean traídos a Cristo (Jn. 6:44); que crean, confiesen y reciban al Señor Jesús como su Señor y Salvador (Hch. 16:31; Ro. 10:9; Jn. 1:12); alumbra los ojos de su entendimiento y abre sus corazones y oídos para que estén atentos a tu palabra (Ef. 1:18; Hch. 16:14). Por favor, permite que les resplandezca la luz del evangelio (2 Co. 4:4). ¡Quítales, oh Dios, el corazón de piedra y dales un corazón de carne! (Ez. 36:26); ayúdalos a descubrir, confesar y apartarse de sus pecados, para que alcancen tu misericordia (Pr. 28:13). Permíteles creer con todo su corazón y confesar con su boca, que Jesucristo es el Señor y que tú, oh Dios, le levantaste de entre los muertos (Ro. 10:9-10). En el nombre de Cristo te lo pido.

(PLANTA Y EDIFICA)
           Hoy, en el nombre de Jesucristo: Arruinamos, derribamos, arrancamos, destruimos, deshacemos y echamos fuera de México a todo hombre fuerte, todo principado, todo gobierno, toda potestad, y todo señorío que fue establecido por el reino de las tinieblas, y con la autoridad de Jesucristo (Mt. 28:18; 18:18; Lc. 10:19; Jer. 1:10, 18; Ap. 11:15), plantamos y edificamos el trono, principado, el gobierno, la potestad, y el señorío del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; y establecemos el reino de Dios, el reino de la luz y el reino de su amado hijo Jesucristo en toda nuestra nación.

EN EL NOMBRE DE CRISTO JESÚS. AMÉN.

II. ORACIONES BÍBLICAS
E. Oración Bíblica de Guerra (ir al inicio)
           En el nombre de Cristo Jesús: “Escucha, oh Jehová, mi oración, y está atento a la voz de mis ruegos. En el día de mi angustia te llamaré, porque tú me respondes” (Sal. 86:6-7). “Pecamos nosotros, como nuestros padres; hicimos iniquidad, hicimos impiedad” (Sal. 106:6). “No recuerdes contra nosotros las iniquidades de nuestros antepasados; vengan pronto tus misericordias a encontrarnos, porque estamos muy abatidos. Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre; y líbranos, y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre” (Sal. 79:8-9).

           “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Ef. 6:12). “Pero Dios es mi Rey desde tiempo antiguo; el que obra salvación en medio de la tierra” (Sal. 74:12). “Juzgará a los afligidos del pueblo, salvará a los hijos del menesteroso, y aplastará al opresor” (Sal. 72:4).

           “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios en quien confiaré. Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en obscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos” (Sal. 91:1-8).

           “Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro vine de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. Jehová te guardará de todo mal; él guardará tu alma” (Sal. 121:1-3, 7). “Bendito sea Jehová, mi roca, quien adiestra mis manos para la batalla, y mis dedos para la guerra” (Sal. 144:1). “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado” (Sal. 27:1-3).

           “En cuanto a mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará. Él redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí, aunque contra mí haya muchos” (Salmo 55:16, 18). “Con dirección sabia se hace la guerra” (Pr. 20:18). “Mejor es la sabiduría que las armas de guerra” (Ec. 9:18). “Contigo desbarataré ejércitos, y con mi Dios asaltaré muros. Dios es el que me ciñe de poder. Quien adiestra mis manos para la batalla para entesar con mis brazos el arco de bronce” (Sal. 18:29, 32, 34). “El caballo se alista para el día de la batalla; mas Jehová es el que da la victoria”. (Pr. 21:31).

           “Jehová, Dios de las venganzas, Dios de las venganzas, muéstrate. Engrandécete, oh Juez de la tierra; da el pago a los soberbios. ¿Hasta cuándo los impíos, hasta cuándo, oh Jehová, se gozarán los impíos? ¿Hasta cuándo pronunciarán, hablarán cosas duras, y se vanagloriarán todos los que hacen iniquidad? A tu pueblo, oh Jehová, quebrantan, y a tu heredad afligen. A la viuda y al extranjero matan, y a los huérfanos quitan la vida. Y dijeron: no verá Jehová, ni entenderá el Dios de Jacob” (Sal. 94:1-7).

           “Levántate, oh Jehová, no se fortalezca el hombre; sean juzgadas las naciones delante de ti. Pon, oh Jehová, temor en ellos, conozcan las naciones que no son sino hombres” (Sal. 9:19-20). “Quebranta tú el brazo del inicuo, y persigue la maldad del malo hasta que no halles ninguna” (Sal. 10:15). “He aquí el impío concibió maldad, se preñó de iniquidad, y dio a luz engaño. Pozo ha cavado, y lo ha ahondado; y en el hoyo que hizo caerá. Su iniquidad volverá sobre su cabeza, y su agravio caerá sobre su propia coronilla” (Sal.7:14-16).

           “Destrúyelos, oh Señor; confunde la lengua de ellos; porque he visto violencia y rencilla en la ciudad. Día y noche la rodean sobre sus muros, e iniquidad y trabajo hay en medio de ella. Maldad hay en medio de ella, y el fraude y el engaño no se apartan de sus plazas” (Sal. 55:9-11).

           “Por medio de ti sacudiremos a nuestros enemigos; en tu nombre hollaremos a nuestros adversarios” (Sal. 44:5). “Danos socorro contra el enemigo, porque vana es la ayuda de los hombres. En Dios haremos proezas, y él hollará a nuestros enemigos” (Sal. 60:11-12). “A causa del poder del enemigo esperaré en ti, porque Dios es mi defensa. El Dios de mi misericordia irá delante de mí; Dios hará que vea en mis enemigos mi deseo” (Sal. 59:9-10). “Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos” (Sal. 66:3).

           “Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos, y huyan de su presencia los que le aborrecen” (Sal. 68:1). “Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos, la testa cabelluda del que camina en sus pecados” (Sal. 68:20). “¿Hasta cuándo, oh Dios, nos afrentará el angustiador? ¿Ha de blasfemar el enemigo perpetuamente tu nombre? ¿Por qué retraes tu mano? ¿Por qué escondes tu diestra en tu seno? Acuérdate de esto: Que el enemigo ha afrentado a Jehová, y pueblo insensato ha blasfemado tu nombre. Levántate, oh Dios, aboga tu causa; acuérdate de cómo el insensato te injuria cada día. No olvides las voces de tus enemigos” (Sal. 74:10, 11, 18, 22, 23).

           “Oh, Dios, no guardes silencio; no calles, oh Dios, ni te estés quieto. Porque he aquí que rugen tus enemigos, y los que te aborrecen alzan cabeza. Contra tu pueblo han consultado astuta y secretamente, y han entrado en consejo contra tus protegidos. Dios mío, ponlos como torbellinos, como hojarascas delante del viento, como fuego que quema el monte, como llama que abraza el bosque. Persíguelos así con tu tempestad y atérralos con tu torbellino. Sean afrentados y turbados para siempre; sean deshonrados, y perezcan” (Sal. 83:1-3, 13-15, 17).

           “Derrama sobre ellos tu ira, y el furor de tu enojo los alcance” (Sal. 69:24). “Amó la maldición, y ésta le sobrevino; no quiso la bendición, y ella se alejó de él. Se vistió de maldición como de su vestido, y entró como agua en sus entrañas, y como aceite en sus huesos. Sea éste el pago de parte de Jehová” (Sal. 109:17, 18, 20).

EN EL NOMBRE DE CRISTO JESÚS. AMÉN.

II. ORACIONES BÍBLICAS
F. Oración Profética para México (ir al inicio)
           “Oíd palabra de Jehová, hijos de México, porque Jehová contiende con los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra. Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar prevalecen y homicidio tras homicidio se suceden” (Os. 4:1-2). “Me movieron a celos con lo que no es Dios, me provocaron a ira con sus ídolos” (Dt. 32:21). “Los ídolos de México son plata y oro, obra de manos de hombres. Tienen boca, mas no hablan; tienen ojos, mas no ven; orejas tienen mas no oyen; tienen narices mas no huelen; manos tienen, mas no palpan; tienen pies, mas no andan; no hablan con su garganta. Semejantes a ellos son los que los hacen, y cualquiera que confía en ellos”. (Sal. 115:4-8). “Por eso pues, ahora dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo” (Jl. 2:12-13).

           “Vuelve, oh México, a Jehová tu Dios; porque por tu pecado has caído. Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Jehová, y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios”. “Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre” (Os. 14:1-2; 12:6).

           “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Is. 55:6-9).

           “De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado. Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca. Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias. Oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo” (Dn. 9:9, 17-19).

           “Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia. Porque la tierra de México será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Hab. 3:2; 2:14).

           “He aquí vienen días, dice Jehová, en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleva la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán. Y traeré del cautiverio a mi pueblo, México, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos. Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho Jehová Dios tuyo” (Am. 9:13-15).

           “Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios. Y os guardaré de todas vuestras inmundicias, y llamaré al trigo, y lo multiplicaré, y no os dará hambre. Y la tierra asolada será labrada, en lugar de haber permanecido asolada a los ojos de todos los que pasaron. Y dirán: Esta tierra que era asolada ha venido a ser como huerto del Edén; y estas ciudades que eran desiertas y asoladas y arruinadas, están fortificadas y habitadas” (Ez. 36:25-29; 34-35).

           “He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas. Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos de México, y vivirán. Y entró Espíritu en ellos y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo” (Ez. 37:12, 6, 9, 10).

           “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y todo aquél que invocare el nombre de Jehová será salvo” (Jl. 2:28, 32). “Y haré con ellos pacto de paz, pacto perpetuo será con ellos; y los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi santuario entre ellos para siempre. Estará en medio de México mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y sabrán las naciones que yo Jehová santifico a México, estando mi santuario en medio de ellos para siempre” (Ez. 37:26-28).

           “Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a buscar a Jehová de los ejércitos en México, y a implorar el favor de Jehová. En aquellos días acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un mexicano, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros” (Zac. 8:22-23).

           “Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos; Jehová es rey de México en medio de ti; nunca más verás el mal. Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos” (Sof. 3:15, 17). “Porque la boca de Jehová lo ha dicho” (Is. 1:20).

           He aquí sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas, del que anuncia la paz. Celebra, oh México tus fiestas, cumple tus votos; porque nunca más volverá a pasar por ti el malvado, pereció del todo” (Nah. 1:15).

           “Oh México, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: Solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Mi. 6:8).

           “Aunque todos los pueblos anden cada uno en el nombre de su dios, nosotros los mexicanos, con todo andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios eternamente y para siempre” (Mi. 4:5). “Levántate, México, resplandece; porque ha venido tu luz y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti” (Is. 60:1).

           Padre, oramos y declaramos esta oración profética para México.

EN EL NOMBRE DE CRISTO JESÚS. AMÉN.
III. ESTRATEGIAS BÍBLICAS PARA EL AYUNO (ir al inicio)
           El ayuno, significa literalmente, tanto del griego como del hebreo, abstenerse de comer. En las Sagradas Escrituras no se presenta ningún ejemplo de ayuno antes de Moisés, y cuando se habla de él, se nos presenta la práctica del ayuno netamente milagrosa (Deuteronomio 9:9; 1 Reyes 19:8). El ayuno fue establecido por Dios dentro de la ley, como práctica y auxilio en el día de la expiación (Levítico 16:29; 23:27-32). Después del exilio los judíos practicaban cuatro ayunos al año en memoria de la destrucción de Israel (Jeremías 39:2; 52:12-14; Zacarías 7:3-5; 8:19).

           En el Nuevo Testamento los judíos ayunaban dos veces a la semana: El segundo y quinto día (lunes y jueves). El apóstol Pablo practicaba el ayuno en forma individual (Hechos 9:9; 2 Corintios 6:5; 11:27). El Señor Jesucristo también lo practicó (Mateo 4:2; Lucas 4:1-14). La iglesia primitiva ayunaba en forma colectiva cuando se tenía que tratar un asunto espiritual de importancia (Hechos 13:3; 14:23).

           Por más recomendable que sea el ayuno no debemos olvidar que hay advertencias contra el formulismo y el orgullo espiritual, con los cuales se puede pecar (Zacarías 7:5; Isaías 58:1-4; Mateo 6:16; 1 Timoteo 4:3).

III. ESTRATEGIAS BÍBLICAS PARA EL AYUNO
A. ¿Qué es el ayuno? (ir al inicio)
1. Es simplemente abstenerse de alimentos y agua por períodos largos o cortos (Jonás 3:4-10).
2. Es un mandamiento dado por Dios a los judíos en el antiguo Testamento (Levítico 16:29, 31; Jeremías 36:6). En el Nuevo Testamento, Jesús practicó el ayuno (Mateo 4:2); enseñó sobre el (Mateo 6:16-18), sin embargo, aunque lo validó, no lo ordenó, por lo tanto no es un mandamiento para la iglesia (Marcos 2:18-22).
3. Es una ofrenda; al dejar de ser un mandamiento, se constituye en una ofrenda (Marcos 2:18-20). Es un tiempo para ofrendar a Dios y a los hombres necesitados (Isaías 58:1-12).
4. Es un tiempo de aflicción y humillación (Números 29:7; Isaías 58:3).

III. ESTRATEGIAS BÍBLICAS PARA EL AYUNO
B. ¿Cuántas clases de ayuno hay? (ir al inicio)
1. El ayuno parcial: Restricción controlada, más que una abstención total de alimentos (Daniel 10:1-4; 1:12):
       a. Suprimir una o dos comidas regulares al día.
       b. Ingerir solamente jugo de frutas y/o vegetales, o verduras.
       c. Ingerir solo frutas, vegetales o verduras.
2. El ayuno total: En esta clase de ayuno, la persona no come ni bebe agua (Ester 4:16; Jonás 3:7, 17; Hechos 9:9).
3. El ayuno natural: La persona no come, pero si bebe agua (Mateo 4:1-3).
4. El ayuno espiritual: En esta clase de ayuno, el cristiano puede comer y beber agua normalmente, solo se concreta a:
       a. Hacer justicia (Isaías 58:6).
       b. Dar y compartir al necesitado (Isaías 58:7).

III. ESTRATEGIAS BÍBLICAS PARA EL AYUNO
C. ¿Cómo se puede practicar el ayuno? (ir al inicio)
1. En forma colectiva (2 Crónicas 20:3); o individual (Mateo 4:2).
2. En forma voluntaria (Hechos 13:1-3; 9:9); o involuntaria (Jonás 1:17; 3:7).
3. En forma evidente (Ester 4:16; Hechos 9:9); o privada (Lucas 4:1-2; Mateo 6:16-18).
4. En forma humana, un ayuno natural (Jonás 3:7; Ester 4:16); o en forma divina, un ayuno sobrenatural (Deuteronomio 9:9; 1 Reyes 19:8). Solo Moisés pudo ayunar 80 días y salir vivo.

III. ESTRATEGIAS BÍBLICAS PARA EL AYUNO
D. ¿Por qué motivos ayunar? (ir al inicio)
1. Para humillarnos ante Dios (Marcos 9:25-29; Salmo 51:17).
2. Para confesar nuestro pecado (Daniel 9:3-5).
3. Para agradar a Dios (Zacarías 7:5; Hechos 13:2).
4. Para pedir misericordia (Jonás 3:4-10).
5. Para liberar a otros (Marcos 9:25-29).
6. Para solicitar dirección y protección (Esdras 8:21-22).
7. Para pedir sanidad y santidad (Hechos 9:19).
8. Para interceder por otros (2 Samuel 12:16).
9. Para acompañar la oración (Esdras 8:23).
10. Para recibir sabiduría (Daniel 9:3, 20-22).

III. ESTRATEGIAS BÍBLICAS PARA EL AYUNO
E. ¿Cuánto tiempo podemos ayunar? (ir al inicio)
1. Ayuno de tres días (Ester 4:16).
2. Ayuno de veintiún días (Daniel 10:1-3).
3. Ayuno de siete días (2 Samuel 12:16-18).
4. Ayuno de cuarenta días (Lucas 4:1-2).

III. ESTRATEGIAS BÍBLICAS PARA EL AYUNO
F. ¿Cómo apoyar nuestro ayuno? (ir al inicio)
1. Con oración: Jesús habló de la importancia del ayuno acompañado de la oración (Marcos 9:25-29). Pablo acompañó su ayuno con oración (Hechos 9:9-11). También la iglesia primitiva acompañó su ayuno con oración (Hechos 13:1-3)
2. Con Palabra: Aunque no hay en la Biblia un pasaje que nos diga que debemos practicar el ayuno meditando la Palabra, en el libro de Daniel, se nos dice que él recibió revelación del cielo cuando estaba en ayuno (Daniel 10:1-7; Nehemías 9:1-3)
3. Con confesión: La confesión, delante de Dios, es necesaria para ser oídos de lo alto (Daniel 9:3-5; 2 Crónicas 7:14)
4. Con alabanza y adoración: El pueblo de Dios en los tiempos del rey Josafat, practicó el ayuno acompañándolo con alabanza y adoración, y Dios les dio gran victoria sobre sus enemigos (2 Crónicas 20:3, 18-22)
5. Con fe: Jesús enseñó la importancia fundamental que tiene la fe unida a la oración y al ayuno, para poder ganar batallas espirituales (Mateo 17:14-21)
6. Con humillación: La Biblia nos enseña que los sacrificios que a Dios le agradan, son el espíritu quebrantado y el corazón humillado (Salmo 51:17; 2 Crónicas 7:14)
7. Con perdón: El perdón es necesario para ser perdonado (Marcos 11:25-26)

III. ESTRATEGIAS BÍBLICAS PARA EL AYUNO
G. ¿Cómo organizar su ayuno? (ir al inicio)
A continuación les damos algunas ideas que podrán implementar durante el ayuno nacional de cuarenta días:
1. Probablemente usted desconoce cuál es el estado de salud en el que se encuentra, por lo tanto, es recomendable que antes de iniciar su ayuno, busque la asesoría de un médico para que le valore (1Timoteo 4:16).
2. Si desea hacerse estudios antes de ver al médico, puede practicar se los siguientes (Proverbios 13:16):
       a. Biometría Hemática
       b. Perfil Bioquímico
       c. Reacciones Febriles
       d. Perfil de Lípidos
       e. Hemoglobina Glicosilada
       f. General de Orina
       g. Copro Soriado
       h. Electrocardiograma
       i. Radiografía de Tórax
       j. Ecografía de Abdomen Superior
       k. Ecografía de Abdomen Inferior
3. Los médicos son profesionales de la medicina. Si usted ha padecido o padece alguna enfermedad, o tiene algún síntoma, o está tomando algún medicamento, es muy importante que el médico lo sepa. Por favor, por su propio bien, no oculte información (Lucas 5:31).
4. Si usted es joven, y no padece gastritis, colitis, úlceras, hipertensión, hipotensión o diabetes; y no toma ningún medicamento; es probable que pueda ayunar una o dos comidas diarias.
5. Si usted padece alguna enfermedad como las citadas anteriormente o alguna otra, y está tomando medicamentos, haga sus tres comidas pero prívese de comer parte de su dieta. Por ejemplo: No coma tortillas, carnes rojas, harinas, elimine las bebidas en polvo, los refrescos y el café. Coma frutas, legumbres, verduras, pollo, pavo y pescado. Simplemente sacrifique algo de su dieta durante los 40 días de ayuno, y entrégueselo a Dios (Daniel 1:12-15).
6. Si usted goza de una salud relativa y está tomando medicamento, y aun así usted quiere ayunar, entonces pruébese ayunando solo una comida y tómese sus medicamentos con leche deslactosada light o yogur light, durante el alimento que ayunó. Si siente algún malestar, entonces suspenda su ayuno, y practique el ayuno que se recomienda en el número cinco o en el número ocho.
7. Si usted está sano y goza de salud completa, puede ayunar los cuarenta días tomando solo líquidos, que puede ser agua, jugos de frutas o verduras. Pueden ayunar todo el día y romper el ayuno cada 24 horas.
8. Si usted está incapacitado para ayunar, por motivos de salud, o por edad, entonces practique el ayuno espiritual de misericordia, que se menciona en Isaías 58:6-12.
9. Si son parte de una comunidad religiosa o congregación, pueden organizar la oración y el ayuno en forma de cadena, repartiéndose las 24 horas en equipos para orar y ayunar. Por ejemplo:
       a. El equipo uno, ora y ayuna seis horas.
       b. El equipo dos, ora y ayuna seis horas.
       c. El equipo tres, ora y ayuna seis horas.
       d. El equipo cuatro, ora y ayuna seis horas.
La cadena de oración se puede organizar en el templo, en las casas, a nivel denominacional o interdenominacional.
10. Estamos invitando a todas las personas que se involucren en este proyecto nacional, a aguardarse durante los cuarenta días de ayuno de todo tipo de distracciones y diversiones como: radio, cine, teatro y televisión. Que por favor procuren leer su biblia y oigan solo alabanzas, cánticos e himnos de adoración dedicados a Dios.